Por: Diógenes Armando Pino Avila
A Dios le pido hermano mío
en éstos versos que te dedico
que no te vaya a echar al olvido
y que haga de ti un famoso médico.
Que se cumplan tus grandes aspiraciones,
que no quede ninguna sin que se cumpla,
te convierta en un maestro de curaciones
y no te desampare nunca, nunca.
Y cuando seas grande y famoso
y ostentes con orgullo el título
de médico cirujano, magno coloso,
de la ciencia haced un capitulo.
Cuando ya famoso y sin pelo
esté quedando tu cabeza pensante
cuando seas artista del escalpelo
y te atrevas hacer un trasplante.
Quizás llegue achacoso a tus manos
todo moribundo, con la vista ida,
a implorarte como todo humano
¡Doctor, por favor, sálveme la vida!
y tu, lleno de parsimonia todo,
esculques mi cuerpo febril y lacerado
y al tomar mi pulso débil y flojo
–digas– ¡Murió o mi reloj se ha parado!
San Miguel de las Palmas de Tamalameque Colombia
0 comentarios:
Publicar un comentario