Por: Diógenes Armando Pino Avila
Tengo que amordazar el silencio
para que su grito sordo
no te llegue.
Tengo que alegrar la tristeza
para que su infeliz dolor
no te circunde.
Tengo que alumbrar la noche
para que el manto de sus tinieblas
no te cubran.
Tengo y tengo reina mía,
que vivir muriendo
para abortar la muerte
en un parto de vida.
San Miguel de las Palmas de Tamalameque
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